_____

El frío me ha hecho volver a sentarme a escribir. El frío ha traído soledad, y ¿cuándo mejor que en un ambiente solitario para dejar que nuestros sentimientos salgan a flote? La respuesta: cuando no hay nadie alrededor que pueda interferir en nuestros pensamientos.

En este largo lapso de tiempo de sequía literaria, he vuelto a quedarme sin compañera de piso. Ahora a esperar a la que seguro me "toca en suerte" en breves. Si me dan a elegir, preferiría que esa genial lotería que es "acoger" a alguien en tu propia casa (hasta que por suerte o por desgracia acaba convirtiéndose también en su casa) me tocara después de volver de vacaciones de Navidad, pero ya se sabe... pocas veces las cosas van como a mí me gustarían.

Y ahora viene cuando me fustigo a mí misma por recordarme lo poco que queda para Navidad. Fechas odiadas, fechas odiosas... y más este año, por razones obvias: dejar aquí a la que probablemente ahora sea la persona más importante de mi vida. Al menos sí que es la que me está dando más ánimos para no hundirme en la desesperación (ciertos episodios pasados vista). Y ciertos episodios pasados son los que hacen que aún tenga menos ganas de volver a ¿casa? ¿Es realmente mi casa? ¿O dicha casa es donde me hallo ahora mismo? Da igual. En resumidas cuentas: no quiero volver a Castellón. Sería masoca si quisiera hacerlo. No quiero recibir más broncas injustificadas... y menos aún in situ.

Pero bueno... realmente, en estos momentos no me siento totalmente feliz en ningún sitio. Vale, sí, sigo gozando de un tipo de felicidad que hacía años que no conocía... y menos en esta intensidad. No obstante, hay algunos detalles que me hacen sentir un poco desamparada. Sola. Debe ser cosa de encontrarme en una casa "solitaria", cosa del frío que me ha hecho volver a escribir. Cosa de necesitar un abrazo de la persona amada.
~