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Intento no fallar a mis promesas, pero debo hacerlo, debo escribir tras la divertida jornada de ayer a la que se le ha de sumar la motivación de huir de Nietzsche (aunque he de admitir que comparto muchos de sus puntos de vista... y puede que el martes -si todo fuera hipotéticamente bien- me considerara Nietzschana 100%).

No sé por qué motivo, siempre me ha gustado ver Eurovisión. Sé que la calidad -excepto alguna excepción (valga la redundancia) que confirma la regla- es pésima y que la gente se guía por lo comercial y la moral borreguil, pero me divierte ver cómo fracasa España y cómo los supuestamente críticos musicalmente entendidos de Televisión Española se revuelcan en la mierda de la propia miseria que crearon -este año llamada Soraya- con argumentos pobres, infantiles y banales.

Ayer, ya que no pudieron usar la típica excusa de la "mala situación" geoestratégica de España (y mira que durante el franquismo esta misma situación le sirvió al señor dictador que nos condenó a una monarquía en contra -digan lo que digan- de la voluntad del pueblo, para aumentar su "prestigio internacional" gracias a pactos con EEUU que nos pusieron a todos en peligro), ya que Noruega -la ganadora, y con bastante mérito, a mi parecer- no forma parte del "bloque del este", el supuestamente compinchado, se inventaron la excusa de que el salir en última posición perjudicaba a nuestra "artistaza" (con voz y pintas de camionero, dato que elidieron). A parte de ser un argumento totalmente estúpido, está claro que lo han hecho bailar como les ha dado la real gana: si se sale en último lugar, ¿no está la canción más "en la mente" de los espectadores, y por lo tanto hay más probabilidades de votación?

Pero esto no fue todo: después de aceptar que uno de los votos del "genialmente preparado" jurado español (formado por engendros geriátricos como el sr. Uribarri, que pretende ir de moderno pero es el vivo reflejo de la cultura musical española: algo casposo y podrido) fue para la vencedora, Noruega, promulgaron a viva voz que la canción de dicho país no era en absoluto mejor que la de "oh, nuestra gran Nación, España" (venga, va), y que los votos fueron a Alexander Rybak por su supuesto parecido a -prepárense queridos lectores- ¡Zac Efron! Así que cuando escuché tal afirmación se me plantearon dos dudas. La primera: ¿no son ustedes un jurado tan "especializado"? ¿Qué coño hacen entonces votando a alguien si dicha canción no es tan buena como muchos promulgaban? Y la segunda: ¿un jurado "genial" se basa para emitir votos en la apariencia de una persona? Déjenme dudar de su "genialidad y especialización".

Y ya por último, en relación a la elección española hay que apuntar un par de cosillas. Chikilicuatre era "patético y vergonzoso" según afirmaciones que el año pasado por estas fechas salían de la prestigiosa boquita del sr. Uribarri, ¿no? Pues ese patetismo le valió a nuestro "genialmente dotado país" una -desde mi punto de vista y por su genial puesta en escena- injusta decimosexta posición en la tabla. Así que habrá que considerar qué es en realidad más patético: un cómico haciendo su trabajo honradamente y divirtiendo a los europeos (y no tan europeos), o una mujer chula con pintas de camionero que se cree una artistaza -sí, como todos los hijos de Operación Triunfo, ja-ja-ja- y de los que los europeos se han reído sin que esa fuese su función, al contrario que el laureado Rodolfo Chikilicuatre.

Suerte tuvieron los "especialistas musicales españoles" de contar con los beneficios geoestratégicos que tanto han criticado a lo largo de los tiempos, porque si no hubiese sido por los votos de Andorra y Portugal, se hubiesen comido los mocos, quedando incluso por detrás de la desastrosa Finlandia con los patéticos Waldo's People. Siguiente capítulo que mencionar.

¿Cómo puede ser posible que un país que ha parido artistazos como Tarja Turunen, Aleksi Laiho o Tuomas Holopainen, y que ha sido raíz de otros como Mika Tauriainen, pueda haber presentado semejante producto popero vergonzoso? Sólo cabe comparar con los representantes de sus vecinos Suecia y Estonia. El primer país, aunque no quedó tampoco en una situación muy destacada, mandó a una pedazo mezzosoprano -que me recordó sospechosamente a Tarja Turunen-. El segundo, un grupo femenino de violines y contrabajos, con ciertas reminiscencias a Apocalyptica -aunque más pop-, al que gracias a un idioma tan melodioso como el estonio, hubiese votado como favorito sin ningún problema. ¿Qué le pasó a Finlandia? ¿Querían huir de su fama de heavies que surgió a partir de Lordi? No entiendo cómo no explotan su producto nacional por excelencia, ellos que sí pueden y deben hacerlo... al contrario que España (con su arsa-arriquitaun o pop de mierda de todos los años) o Turquía, que volvieron a provocarme arcadas con su música pseudoárabe-pornográfica que no entiendo cómo pudo recibir la abismal cantidad de votos que recibió.

Así que, resumiendo la jornada eurovisiva de ayer, recalcar un par de puntos: el terrible bochorno de la "gran nación española y su genial intérprete"( nótese la ironía en el entrecomillado) al igual que el cruce de cables de los finlandeses, y la merecida victoria de Noruega.

Desde aquí sólo queda proponer a Turmion Kätilöt como representantes del País de los Lagos para la cita eurovisiva del año 2010 en Noruega (¿Oslo?). Recuperarían la esencia musical escandinava con un grupo heavy-industrial y crearían una gran polémica beneficiosa con los atuendos del cantante, Spellgoth.
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