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Mucho ha llovido ya desde mi última actualización. No es que me haya negado a escribir por falta de anécdotas que contarle al vacío -lo que viene siendo este blog-, sino que la pereza que reina el ambiente general de julio-agosto me ha retenido... hasta hoy. Pero eso no significa que no vaya a volver. Realmente pienso que va a volver.

En este tiempo, como ya he dicho, han pasado varias cosas: cambios de humor, salidas con amigos, he terminado el genialérrimo Los Pilares de la Tierra (y sí, mañana he decidido empezar ya de una vez Un Mundo Sin Fin)... pero creo que lo más destacable es mi viaje a París, el que tanto temía pero finalmente salió -excepto un par de ratejos- a pedir de boca. Ya tocaba.

Andar, andar y más andar, y entre paseo y paseo poder admirar monumentos como la Torre Eiffel, la Catedral de Notre Dame o el Sacré Coeur en Montmartre. Pero obviamente también visitamos el museo de Orsay o el de Cluny y cómo no el archiconocido Louvre, con sus kilómetros de obras irrepetibles... entre las que para mí destacó El Juramento de los Horacios de David... Selectividad. A esto hay que sumarle otros enclaves turísticos como la plaza de la Concorde, los Campos Elíseos, el Barrio Latino y el Judío... y supongo que algo me dejo, porque 6 días dan para mucho. ¿Parte negativa? Pasarme casi una semana durmiendo en una cama de unos escasos 70 centímetros de ancho. Lo dicho, lo que no me pase a mí...

Y ahora, ya desde hace unos días, me vuelvo a encontrar en Castellón... pero con novedades. No sé qué le ha pasado a mi familia que nos hemos envuelto en una espiral de consumismo empedernido que me asusta. Realmente me asusta el buen ambiente que reina desde que llegamos de la que dice ser la "Ciudad del Amor" o "de las Luces" (será por lo mucho que les gusta tenerlo todo de color dorado, ¡los muy horteras!), pero bueno, disfrutémoslo, que por todos es sabido que todo lo que sube, baja.

Ya por último, y como reflexión personal después de pasar ayer una buena noche con unas cuantas amigas y pecando en cierto modo de soberbia, decir que si las mujeres somos complicadas, se me queda escaso el vocabulario que he ido adquiriendo durante 18 años para calificar con un adjetivo al género masculino. No es por nada en concreto, pero no los entiendo. ¿Qué es lo que buscan en una chica? Bleh. Realmente no tengo ninguna necesidad de encontrar la respuesta, porque tampoco tengo ninguna necesidad de noviazgos ni líos de ese tipo, pero cada vez tengo mayor curiosidad, y claro, la noche y su magia hace que filosofee más de lo normal. Me encanta.
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Comments (1)

On 17 de agosto de 2009, 23:04 , Anónimo dijo...

¿Por qué no en vez de decir que los tíos son complicados y las tías son complicadas decimos que todo el mundo es complicado?

Está claro que cada persona puede buscar algo distinto, hay quien es más superficial, hay quien es más ñoño y busca amores imposibles, hay quien quiere un poco de todo...

Yo tengo claro lo que busco, y también tengo unos mínimos establecidos que me salto incondicionalmente en cuanto una chica mona y simpática me sonríe (soy un hombre terriblemente débil a las sonrisas xD). Pero dijiste que no te interesaba saber la respuesta de lo que buscamos, así que me callo mis cosas ^^

Sr. Anónimo (ya no tan anónimo)