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Hace ya mucho que despotriqué en este mismo blog sobre la genialidad de los burócratas y sus múltiples formularios que se encuentran día tras día la acecho de una pobre estudiante que -en este caso- únicamente desea entregar su preinscripción, ya sea en Castellón (porque a una mala...) o en Barcelona (porque espera irse allí).

Más de dos horas y alrededor de 21 euros perdidos para conseguir un documento y entregar otro. ¡Eso es el mundo de la informatización, donde las nuevas tecnologías solucionarán los problemas del mundo! ¿O no se supone que eso es lo que iban a hacer? Permitidme, en estos momentos, que dude de tal afirmación, la experiencia hoy me avala el momento de incertidumbre.

Una compulsa: Llamas unos 3 o 4 días antes para averiguar si allí se dignarán a sellarte el dichoso papelito, ya que has preguntado en 33 instituciones de la -oh, gloriosa y omnipotente retoño del señor Fountain of Blackberry de los huevos- Generalitat y en ninguna se herniarán por autentificarte el puto papelito. Nadie te avisa de que tendrás que "abonar en la Bancaja más cercana" una buena cuantía de dinero. Llegas allí y... ¡oh! Paga 9'17 € para que la vieja de turno te llene de sellos la fotocopia de la tarjeta de la PAU. Ah... siéntete agradecida, te ha felicitado por las notas. Un detalle. Al igual que aceptar que con el precio de compulsa te están atracando al decirte que "más barato en un notario". Gracias, vieja bruja. Sabemos que lo haces para trabajar menos aún... si es posible.

Un envío: Como hoy en día Internet es algo todavía desconocido e inaccesible para el usuario medio (ese que por lo visto debe de estar aún usando los ordenadores aquellos que eran de grandes como un armario empotrado), hay que mandar la preinscripción -la que sí que he tenido que hacer vía Internet- por correo. ¿Alguien lo entiende? Yo no... debo ser subnormal profunda. Ale... caminito a Correos... ¡sorpresa! Tienes el número 117 y van por el 90 y pocos... pues corre al estanco más cercano y compra un sobre, que son capaces de no vendértelos en Correos (si lo hicieran, fijo que no tendrían esa cara de amargados). Ya es tu turno, prepara 12 euros, que como tienes que pedir mil blindajes para la dichosa cartita -ya que en ella está tu futuro- te van a atracar por segunda vez en una mañana... exprés, acuse de recibo y venga sellos otra vez. Daré gracias al sr. Tauriainen si consiguen leer algo de lo que pone en los documentos en cuestión, porque deben estar enterrados bajo una gran charca de tinta azulosa enorme.

Y volvemos a casa... ¡has de espavilar, así que hoy te toca preparar a ti la comida! ¿No lo tendrás que hacer todos los días en Barcelona en poco más de 2 meses? ¡Ojalá! Pero claro, depende del señor Correos y Telégrafos y de su eficiencia, la que, en este mismo instante, me mantiene en vilo, porque, no sé por qué será, dudo profundamente de ella... ¿España? ¿Burocracia? ¡Pandereta!
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Comments (1)

On 30 de junio de 2009, 14:40 , Marta dijo...

la misma rutina me ha tocado a mi ainssss
los matare :)
aunque mi madre casi lo hace x mi xDDD