Acabo de terminar una redacción de Filosofía que me ocupará prácticamente 3 caras con mi letra de micropulga, me duele la cabeza y me doy asquito a mi misma.

Todo lo que bien empieza, se me tuerce. Parecía increíble que pudiera estar saliendo tan bien, cuando ayer rompí la comunicación. No me soporto. Podría haber empezado alguna conversación, aunque sólo fuera con la pronunciación de un triste "hola", y no, nada, mi orgullo es superior y siempre debo ser yo la agasajada.

Ale, eso significa otra esperanza truncada, en gran parte por mi propia culpa. Que estúpida que soy. Así que me voy a hacer lo único para lo que parece que aún sirvo (aunque cada día menos): estudiar.
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