Decidido: quiero un Edward Cullen. No quiero un Robert Pattinson como muchas adolescentes que lo idolatran por salir en una película, no, ni siquiera se me acopla en el personaje, ni siquiera me parece guapo (aunque tiene un puntillo de malote que...). No. Quiero un Edward Cullen.

Está claro que conseguir un vampiro es imposible (aunque...), que en la vida real no existen personas tan perfectas, pero bueno, ¿qué más da?, por pedir que no quede: quiero un Edward Cullen en mi vida. ¡Qué daño hace la ficción en el alma de personas como yo...!

Suerte que gozamos del mundo paralelo de los sueños, que nos proporciona felicidad mientras nos deslizamos en su superficie, mientras nos perdemos durante 8 horas diarias en él, mientras vivimos la vida que siempre hemos deseado, que anhelamos aunque sepamos que nunca llegará.

Sólo espero, me quedo aquí esperando, que el destino me depare un gran amor correspondido, de ésos que aunque terminen mal me permita decir -con gran melancolía- que sí, que estuve enamorada, y que fue lo más grande que jamás viví. Con Edward Cullen.

¿Se nota que ayer vi Crepúsculo?
~