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¡Buuu, susto! Qué horror de días y eso que no hemos empezado con la temporada de exámenes. Bueno, en realidad sí: la temporada de poner exámenes, que creo que se puede considerar hasta peor que en la que nos enfrentamos directamente a estas pruebas estresa estudiantes.
He pasado de ser una feliz y despreocupada estudiante a principios de febrero a ser una desquiciada estudiante a finales de este mes, que sí, se planteaba bien, pero desde el lunes nos están acribillando a fechas mortales. Suerte, en parte, a que soy previsora (*reflexión* ¡ooh, una vez y ya montamos una fiesta!) y ya tengo los resúmenes de Historia preparados para el 20 de febrero. Lástima que el 24 tenemos Historia del Arte... pasando antes por Latín, Griego, Valenciano, el examen del "gran" libro de Castellano, leer un libro de mierda de la EOI y terminarme El Nombre de la Rosa, que aunque es bonito me está costando (tanta disertación filosófica no es buena... ¡mierda! éso me recuerda que el 2 de marzo tenemos examen de Descartes).

Y ahora la gente podría preguntarse: "¿qué coño haces escribiendo en el blog si tienes tanto trabajo acumulado?". A lo que yo respondería: "¡estoy hasta los cojones de no parar en todo el día de estudiar, resumir, pasar libros de Griego al ordenador y hacer deberes!". Espero que sus dudas hayan sido aclaradas (or. comp. sub. sust/CD).

Aquí me quedo, tomándome un día sabático y esperando a que una barcelonina se conecte. Por el pasado.
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