______
Sí, es muy probable -casi confirmado al 100%- que ésta sea la última entrada que escriba siendo menor de edad. No creo que signifique nada, ni para mí ni para quien lo lea, pero es un apunte que hago para la posteridad.

Realmente el que pase un segundo y marque que he dejado de ser una niña para convertirme en toda una adulta, me es indiferente, yo seguiré siendo la misma. Lo que en 17 años no se ha conseguido, no se materializará al cumplir uno más; seguiré teniendo el mismo grado de conocimiento (intelecto y razón) y estaré autorizada por mis padres a hacer las mismas cosas que hago ahora.

Además, todavía no tengo ni el práctico de conducir, así que aún tendré que esperar bastante para poder coger mi propio coche y embarcarme a ningún sitio, ya que no tendría destino al que dirigirme, ni con 17 ni con 18 (al menos no un destino factible). Lo único que en cierto modo me ilusiona es votar...

El día 10 es mi cumpleaños: un martes rutinoso, asqueroso, iniciado por Filosofía, terminado por Historia. Muy bien tendrían que ir las cosas para considerarlo un día normal, no malo como todos los martes. No quiero regalos, no los espero. Únicamente deseo recibir un par de felicitaciones en concreto, sólo 2, no más. Y sabéis con la misma certeza de quien son como que no las recibiré.

Aquellos que me quieren -poquitos, pero alguien hay- lo demuestran día a día, no hace falta nada en especial, menos aún por "haber nacido". Así que me deseo feliz minoría de edad.
~